cineBOF x Jazz Arbones
Lejos de las pretensiones miméticas platónicas que retan al arte a justificarse a sí mismo, pretendo exponer, de alguna manera, cómo y por qué el cine (este cine) funciona en mí. Digo funciona porque creo que, en lo fundamental, las películas en uno funcionan o no. Es algo casi mágico, sensorial, o de la misma naturaleza que cualquier misterio. Podemos analizar estas películas extensamente en cuanto a su contenido, pero no creo que les hacemos ningún favor a las obras reemplazándolas por aquello que nosotros queremos o pretendemos ver en ellas. En tal caso, las estaríamos sacando de sí mismas, en un acto de egoísmo puro, consecuencia de nuestra propia incapacidad de conectar con la experiencia sensible de la obra. Los estímulos y la velocidad vacía de la interpretación debilitan la conexión con nuestra propia experiencia sensorial, lo que debería importarnos como intérpretes del arte y del mundo es recuperar el faro de nuestros sentidos, tenemos que volver a aprender a sentir, a oír, a ver, a hablar y a tocar. Me aburre hablar de qué significan las cosas. Volvamos al cómo y al qué: qué genera esto en nosotros y cómo lo hace. Busquemos experiencias más honestas y reales. Dejemos de ver al cine como un simple espejo del mundo y permitamos que piense, construya y transmita significados como una prolongación de nuestro aparato simbólico y perceptivo. Le voy a robar una frase a Susan Sontag que, creo, resume mi opinión al respecto: “En lugar de una hermenéutica, necesitamos una erótica del arte”.
Les presento, así, mi humilde aporte de pelis que, atravesadas por un visionado desde esta misma sensibilidad, creo que pueden ayudarnos a ejercitar, de alguna manera, nuestros músculos sensoriales.
She’s Gotta Have It (1986 – Spike Lee) //
All That Jazz (1979 – Bob Fosse) //
Bottle Rocket (1994 – Wes Anderson) //
La Chimera (2023 - Alice Rohrwacher)

Lost Highway (1997 – David Lynch) //
El cine de Lynch abraza la abstracción como fuerza vital de nuestro proceso de interpretación. Como en la vida, cuando las respuestas no se nos presentan de manera evidente, aparece lugar para el sentir. La respuesta está en nuestra intuición. Carretera Perdida habla de la fantasía como refugio o escape ante el enfrentamiento de nuestra neurosis con un hecho traumático y sus consecuencias. El recuerdo vs. la realidad. La memoria y la fantasía. Podríamos decir que no hay hechos, solo interpretaciones, y que la realidad es muy fácil de distorsionar. La forma en la que recordamos las cosas no necesariamente coincide con cómo sucedieron y, en cierta manera, no hay nada más real que la construcción de nuestra memoria.
Reseñas cineBOF completas en el segundo número de BOfolio "límitesdelsentir". Disponible ya en la web.